Una frase para todo (Poesía y relatos)
Te das cuenta
que el Tiempo
pasa.
Por todas
las flores
nuevas,
que descubres
cada mañana.
Y tú, ya tienes años,
para saber
de cada flor.
Está, es del haba,
la otra de naranjo
unas pinchas
y abrazan,
a la vez,
por su belleza.
Otras salvajes
crecen
hasta de la piedra
por su dureza.
Pero... Mis arrugas,
se convierte
en inocencia
de mis ojos
por descubrir
una Flor
cada día,
por sentirme
aventurero de colores
he imaginados
en mis sueños.
Te descubro,
cada día
y por eso... ¡Te Quiero!
#Lolotónico
Manuel Barranco Roda
ALDIBLANCO
Sujeto el capote con las dos manos, sintiendo su tela áspera bajo mis dedos. El toro se acerca, imponente y desafiante, pero nos conocemos de hace mucho tiempo. Sus ojos reflejan una fuerza primitiva y salvaje que me cautiva.
Bajo la luna desnuda, nos encontramos solos, libres de juicios y prejuicios. Con la muleta en mi mano izquierda, entablamos un diálogo silencioso, una danza ancestral. Cada lanza es una verónica que nace entre el viento, un tributo a la conexión única que compartimos.
Aldiblanco, el toro bravo, representa la esencia de la tauromaquia, la lucha y la nobleza. Juntos, creamos arte en el ruedo, desafiando los límites de la bravura y la inteligencia. En ese instante mágico, nos convertimos en un símbolo de valentía y entrega.
En nuestra historia, se entrelazan versos poéticos y páginas de un relato cautivador. La pasión por la lidia y la búsqueda de la fiesta ideal se fusionan en cada paso que damos. Aldiblanco y yo, un torero y su toro, somos testigos y protagonistas de una historia única, donde la vida se entrelaza con la lucha y la belleza.
Lolotónico
Manuel Barranco Roda
Sin pecado original
ojos de pan,
mirada dulce
olor a paz
Inocencia Inmaculada
Capacidades Diferentes
donde el amor
predomina
entre todas las cosas
y más por el amor
al prójimo.
Almas puras
que convierten
a cualquier
renglón torcido
en Verso.
La belleza
esta en todas
las sonrisas
que regalan.
Lolotónico
Manuel Barranco Roda
En las profundidades del vasto océano,
donde las olas se alzan en majestuosos vaivenes,
se oculta un tesoro inefable para el alma errante.
En el mar, encuentro una mirada,
una mirada que evoca un recuerdo perdido,
que despierta la melodía de la sonrisa en mi ser.
El horizonte se tiñe de azules vibrantes,
mientras las brisas marinas acarician mi piel,
y las olas susurran su eterna canción.
En cada ola que rompe en la orilla,
veo reflejado el destello de aquel recuerdo,
que se despliega como un lienzo de poesía.
En el mar, la mirada es una ventana abierta,
un portal a los días dorados y las noches estrelladas,
donde los sueños se entrelazan con la realidad.
Es un faro que ilumina los rincones del corazón,
y despierta en mí la dulce nostalgia del pasado.
Las olas, como versos libres, bailan en armonía,
en una danza eterna que susurra secretos ancestrales.
El mar me envuelve con su misterio y su encanto,
acariciando mis pensamientos con su abrazo salado.
Y en esa mirada, encuentro la promesa de volver a sonreír.
Así, en el lienzo infinito del océano,
donde el horizonte se fusiona con el cielo,
la mirada en el mar me transporta a la esencia misma,
donde la melancolía y la felicidad se funden en una sola canción.
Y en cada encuentro con esa mirada,
mi espíritu renace y encuentra la paz perdida.
Porque en el mar, en su vastedad y misterio,
todos llevamos una mirada que evoca recuerdos,
una mirada que nos hace volver a sonreír,
que nos susurra al oído la dulce melodía de la vida.
Y en esa mirada, encuentro mi refugio,
donde el tiempo se detiene y la eternidad se hace presente.
Lolotónico
Para mi Mónica